La iglesia: experta en la humanidad:
Formamos parte de una comunidad: un país, un pueblo, un barrio y en él encontramos un lugar para satisfacer nuestras necesidades materiales y espirituales. Esta dimensión del ser humano es la sociabilidad: la persona es, por naturaleza, un ser social. El cristianismo enseña que el plan salvador de Dios es también un plan de justicia, paz y fraternidad. Y lo hace así porque la redención de Jesús alcanza al hombre en todas sus dimensiones: corporal y espiritual, y en su relación social con los demás.
En consecuencia, la labor evangelizadora de la Iglesia tiene dos vertientes que no se pueden separar: La transmisión del mensaje de Jesús y de su obra salvadora, especialmente mediante la predicción de la Palabra de Dios y la administración de los Sacramentos. La promoción humana, personal y social. La evangelizadora incluye la mejora de la vida de las personas, promoviendo el bien común, la justicia y la solidaridad.
La Iglesia no ofrece una doctrina económica ni una ideología política. La finalidad de su enseñanza social es de orden religioso y moral: propone el marco humano y evangélico que permita renovar la sociedad y sus estructuras. Este anuncio ha sido constante en la Iglesia desde sus inicios, aunque tuvo un hito importante en 1891, cuando León XIII publicó la encíclica Rerum novarum, en la que denunciaba las injustas condiciones de los obreros en la época de la Revolución industrial.
Entonces, la Iglesia comenzó a desarrollar una doctrina que diera repuesta a los nuestros problemas sociales: el trabajo y los derechos sociales de cada época. Porque la misión de la iglesia está dirigida a los hombres y las mujeres de todo los tiempos.
La Iglesia desarrolla su doctrina social a partir de un principio: la inviolable dignidad de la persona humana. El ser humano, imagen de Dios, está dotado de inteligencia y voluntad, y su más alta vocación es el amor. De acá deriva la igual dignidad de todas las personas y, de esta, brotan algunas consecuencias:
El orden social tiene que estar subordinado al bien de la persona. Solo se puede construir una sociedad justa si en ella se respeta y se cuida a absolutamente todas las personas.
La dignidad de la persona exige unas determinadas condiciones económicas, sociales, jurídicas, políticas y culturales. El ser humano es una unidad de cuerpo y alma. Ambas dimensiones participan, por lo tanto, de su dignidad. Gracias a su cuerpo, la persona humana se inserta en el mundo y es en él en donde despliega su libertad.
La persona debe considerar al prójimo como otro yo. La dignidad del ser humano exige el compromiso de cada uno con el bien de los otros. El ser humano nunca se puede utilizar como medio para conseguir un fin.
Excelente tema compañero, ya que como cristianos es importante que sepamos más acerca de las cosas que realiza nuestra iglesia.
ResponderBorrarGracias compañero.
BorrarUn muy buen tema en el cual es bastante interesante lo que la iglesia hace
ResponderBorrarGracias por tu comentario compañero.
BorrarExcelente tema compañero y muy bien redactado y bien explicado, saludo!
ResponderBorrarGracias compañero, saludos!.
BorrarNo cabe duda que la iglesia debe cumplir muchas misiones pero una de ellas es evangelizar, pero es importante saber lo que realiza la iglesia
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