¿Quién es nuestro prójimo?
Jesús dijo que la Ley de Dios se resumía así: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo (Lc 10,27). Alguien le preguntó: ¿Y quién es mi prójimo? (Lc 10,29). Jesús, entonces, narró la parábola del buen samaritano, en la que afirma que todo hombre es el prójimo al que debemos reconocer una dignidad sagrada. Lo recuerda también al narrar el Juicio final, cuando Jesús se identifica con todo ser humano: Porque tuve hambre, tuve sed, estaba desnudo (Mt 25, 35-36).
Jesucristo, por fin, nos dio la regla de oro de caridad: Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron (Mt 25,40). Por eso, Él está especialmente presente en cada ser humano que sufre.
Este espíritu de servicio a favor de todos los hombres se consolidó en la Iglesia a través de diversas instituciones. Los primeros hospitales, escuelas y asilos fueron creados por cristianos que reconocieron las carencias de la sociedad. El amor a Jesús los movió a dar una respuesta creativa de servicio. La vida religiosa desempeña una función muy importante a través de mercedarios, pasionistas, escolapios, misioneras de la caridad.
Mucho otros hombres y mujeres continuaron esta labor. Educación, voluntariado, orfanatos, dispensarios: los cristianos sabemos estar donde nadie más es capaz de ir o donde nadie más quiere estar. Algunas de las instituciones principales son Cáritas, Manos Unidad y Justicia y Paz.
Quizás la injusticia y la discriminación que hoy sufrimos puedan parecer un problema inmenso ante el cual poco podemos aportar. Esta es la excusa fácil para no comprometerse, pero todos podemos hacer algo. Se trata, en primer lugar, de cambiar nuestras actitudes y de empezar a vivir de cara a los demás.
Otra forma de compromiso es la voluntariado. Ofrecer tiempo y cariño nos saca del acomodamiento de la fe y nos convierte en constructoras del Reino de Dios. El voluntario cristiano comprende que Jesús lo espera en las personas más desfavorecidas. En estos pequeños gestos de entrega experimentamos algo misteriosos: que darse a los demás es de tal eficacia con Dios lo premia con una profunda alegría; que salimos ganando cuando nos entregamos al prójimo.
Excelente tema compañero ya que nos recuerda que debemos de amar a nuestro prójimo como a uno mismo.
ResponderBorrarCada uno debemos conocer y amar a nuestro prójimo.
BorrarUn buen tema que nos recuerda como tratar a nuestro projimo
ResponderBorrarGracias compañero Utuc.
Borrarmuy buen tema me gusto la forma en que lo expusiste y como nos recuerdas que debemos amar a nuestro prójimo, un saludo Carlos
ResponderBorrarBuen tema el projimo
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